lunes, 30 de noviembre de 2015

Próxima reunión 1 de diciembre a las 6 en punto.



El Gatopardo de Giuseppe Tomasi de Lampedusa

   El propósito de Giuseppe Tomasi di Lampedusa al escribir El Gatopardo fue hacer “una novela histórica ambientada en la época del desembarco de Garibaldi en Marsala y centrada en la figura de su bisabuelo paterno”. El príncipe de Salina, don Fabrizio Corbera, temperamento singular en el que el orgullo y el intelectualismo heredados de su madre chocan siempre con la sensualidad y la flaqueza heredadas del padre, asiste impertérrito a la ruina de su propio linaje y a la aparición de una nueva clase social. Pero más allá de la recreación de una época y de un mundo que se extingue, El Gatopardo ha quedado como uno de los más excelsos ejemplos de novela de la insinuación, en la que los personajes quedan perfectamente caracterizados en toda su complejidad afectiva y sentimental, matizados y definidos también por sus silencios. Esta nueva edición en la colección Edhasa Literaria incorpora, además de un clarificador prefacio de Gioacchino Lanza Tomasi, un apéndice con diversos fragmentos vinculados a la novela hallados en la biblioteca del escritor y en manos de su viuda, la princesa Alessandra Wolff-Stormersee que contribuyen a trazar una imagen más completa de este clásico y de su proceso creativo. Clásico indiscutible de la literatura occidental y conocida por el gran público sobre todo a raíz de la famosísima versión cinematográfica de Visconti.


Fuente: Quelibroleo

miércoles, 25 de noviembre de 2015

El Gatopardo de Visconti

En milímetros
     

   El Gatopardo es una película mítica estrenada en 1963 y que consiguió la Palma de Oro en Cannes de esa edición. Es un filme de una intensa belleza, decadente y crepuscular que además contó con un excepcional reparto, ya que a las órdenes de Luchino Visconti, el director encargado de llevar al cine la versión de la novela homónima de Lampedusa (1958), se pusieron Burt Lancaster, que consigue con su interpretación que no se pueda pensar en Don Fabrizio sin ver su rostro, un Alain Delon dando el nivel y una Claudia Cardinale, en el esplendor de su belleza, que es capaz de robar las escenas a quien se le ponga por delante.
    El largo baile central es antológico y ya forma parte del imaginario popular contemporáneo. A través de él, Visconti va entrelazando historias, miserias, virtudes con una visión crítica, mordaz a veces, y en algunos casos cínica.
  


   El Gatopardo está ambientada en la época de la unificación de Italia en torno al Piamonte, cuyo artífice fue Cavour. La acción se desarrolla en Palermo y los protagonistas son Don Fabrizio, Príncipe de Salina (Burt Lancaster), y su familia, cuya vida se ve alterada tras la invasión de Sicilia por las tropas de Garibaldi (1860). Para alejarse de los disturbios, la familia se refugia en la casa de campo que posee en Donnafugata en compañía del joven Tancredi (Alain Delon), sobrino predilecto de Don Fabrizio y simpatizante del movimiento liberal de unificación. Éste se enamorará de Angelica (Claudia Cardinale), hija de un símbolo de la nuevas clases emerergentes, un alcalde nuevo rico y sin abolengo.
    La película, con momentos de gran belleza y toda una superproducción para lo habitual en el cine europeo de la época contó con extraordinarios añadidos como el diseño de vestuario, obra de Piero Tosi, la fotografía corrió a cargo de Giuseppe Rotunno, el lujoso diseño de vestuario estuvo en manos de Mario Garbuglia y el montaje estuvo dirigido por Mario Serandrei. La guinda final la puso la banda sonora del inigualable Nino
 Rota.

Il Gattopardo

Cambiar para no cambiar

   Gioacchino Lanza Tomasi, primo del autor de El gatopardo, y su albacea intelectual, considera que el mejor comentario que se ha escrito sobre este libro se debe al prestigioso intelectual de origen palestino, ya desaparecido, Edward Said, que considera que

«El gatopardo» habla sobre todo del paso del tiempo y de las edades del hombre, algo que obsesiona a todo el mundo en todas partes, de ahí que no sea un libro político, sino que eso forma parte de la trama, pero de lo que habla sobre todo es de cómo seguir adelante en medio de las complejidades que implica vivir. Todos pasamos por diferentes etapas en nuestra vida y cómo vamos cambiando a medida que envejecemos, y tienes la sensación, que se acentúa con el paso del tiempo, de que dispones de una cantidad de él, en torno a los cincuenta años.
  El Gatopardo narra las vivencias de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, y su familia, entre 1860 y 1910, en Sicilia.
Tras el desembarco de Garibaldi en la isla en mayo de 1860, Don Fabrizio (personaje inspirado en Giulio IV di Lampedusa, bisabuelo del autor) asiste con distancia y melancolía al final de una época. La aristocracia comprende que el final de su supremacía se acerca: es el momento de que se aprovechen de la situación política los burócratas y la burguesía, las nuevas clases sociales emergentes que sacarán provecho del nuevo régimen generado por la unificación italiana.
   Don Fabrizio se indigna al saber que su sobrino Tancredi Falconeri, a pesar de combatir en las filas garibaldinas, es lo bastante oportunista para intentar aprovecharse de la situación y adaptarse al nuevo sistema político.  
La Expedición de los Mil o los camisas rojas
a su llegada a Sicilia.





   Tras su enfado inicial, don Fabrizio consiente que Tancredi contraiga nupcias con Angélica (la hija de un nuevo rico, don Calogero Sedara), porque sólo así, entrando por vía matrimonial en la nueva clase emergente, conseguirá su sobrino seguir perteneciendo al bando de los que dominan sobre los demás. Cuando un enviado del gobierno llega a Sicilia para ofrecer al príncipe Salina un escaño en el Senado, don Fabrizio vuelve a echar mano de su constante desencanto para renunciar y presentar, a su vez, la candidatura de don Calogero Sedara; porque él tiene bastante con esperar la llegada de la muerte.
   El personaje de Tancredi declara a su tío Fabrizio la conocida frase:

 “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”.
   Esta frase simboliza la capacidad de los sicilianos para adaptarse a lo largo de la historia a los distintos gobernantes de la isla, pero también la intención de la aristocracia de aceptar la revolución unificadora para poder conservar su influencia y poder. El “gatopardismo” o lo “lampedusiano” es en ciencias políticas el “cambiar todo para que nada cambie”.
  
    Sin embargo, la amarga conclusión de Tomasi de Lampedusa será, en las páginas que describen el baile final, que las cosas han cambiado bien poco y que también la nueva situación muy pronto se incorporará a la inercia de la vida siciliana.
  
Manuscrito de El Gatopardo
  
   Como es sabido, El Gatopardo pudo no publicarse, y de hecho así ocurrió para su autor, que no llegó a verla impresa y que pocos días antes de su muerte, el 23 de julio de 1957, recibió una nueva carta de rechazo de una de las mejores editoriales italianas. Pero no es sólo eso, sino que El Gatopardo muy bien pudo no escribirse: Lampedusa no era escritor, o resultó serlo tan sólo después de su muerte; y si en los últimos años de su vida acometió su novela fue, al parecer, por causas enteramente menores: el relativo éxito tardío de su primo el poeta Lucio Piccolo, que lo llevó a hacer la siguiente consideración en una carta: "Con la certeza matemática de no ser más tonto, me senté ante mi mesa y escribí una novela"; otro de los alientos recibidos fue el de su mujer, Licy, quien lo animó a escribir por ver si con esa actividad se le aplacaba un poco la nostalgia; una tercera razón pudo ser su soledad: "Soy una persona muy solitaria", señaló. "De mis dieciséis horas de vigilia diaria, al menos diez transcurren en soledad. No pretendo, sin embargo, pasarme todo ese tiempo leyendo; a veces elaboro teorías literarias...". De manera que poco ímpetu y escasa ambición hubo detrás de El Gatopardo. El propio Lampedusa tenía sus dudas acerca de su valor: "Es, me temo, una porquería", le dijo en una ocasión a su discípulo Francesco Orlando aunque al mismo tiempo creía que merecía la publicación. No hubo mucho ímpetu ni mucha ambición al iniciar la tarea; al menos sí hubo algo de orgullo al terminarla.
   Así El Gatopardo sin ninguna intención de deslumbrar, se lee más de cincuenta años después de su publicación y ya en otro siglo, como una obra maestra solitaria por ser la única novela completa de su autor; por haber aparecido cuando éste ya estaba muerto, por provenir de un isleño apartado de la literatura "pública" hasta el fin de sus días; y por resultar extraordinariamente original, sin haber aspirado a ello.



Fuentes:
Artículo de Javier Marías "Odiar El Gatopardo". El País, 12/03/11

Giuseppe Tomasi di Lampedusa

El autor de El Gatopardo
   
   Este Duque de Palma y Príncipe de Lampedusa fue escritor únicamente durante cuatro años, pero fue lector durante toda su vida. Lampedusa fue un lector voraz que llegó a acumular una gran biblioteca de más de 4.000 volúmenes, sobre todo de literatura inglesa y francesa, las que más acapararon su pasión por la palabra escrita. Aunque de todos los libros de su vida, el más importante sería póstumo. Su obra maestra El Gatopardo, fruto condensado de varias décadas de amor por la literatura sería publicado en 1958 tras la muerte de su autor. Paradójicamente, el gran amante de los libros no pudo disfrutar del apabullante éxito del suyo propio.
   Descendiente de una de las más aristocráticas familias sicilianas, Giuseppe Tomasi de Lampedusa
(1896-1957), pasó su infancia entre los muros del palacio paterno en la capital de la isla y las diversas casas de campo. Desde niño aprendió las principales lenguas extranjeras. A los veinte años, al estallar la Primera Guerra Mundial, fue obligado a abandonar sus estudios para participar en la contienda; hecho prisionero, fue internado en el campo de concentración de Szombathely (Hungría), de donde logró escapar, y, tras una durísima marcha a pie a través de Europa, llegó a Italia.
   Durante el período fascista permaneció apartado, coherente con sus inclinaciones de conservador liberal. R
ecorrió Europa en calidad de viajero observador de las costumbres de cada pueblo. Compaginaba esta afición por los viajes con su gusto por la lectura, inclinado sobre todo a los libros de historia y a la novela extranjera.
Durante uno de esos viajes se casó con Alessandra Woll-Stomersee, una de las pioneras del psicoanálisis en Italia.
   Con el grado de capitán tomó parte en la Segunda Guerra Mundial; tras la destrucción de su casa en el curso de un bombardeo, Tomasi de Lampedusa encontró refugio en el hogar de su primo, el poeta L. Piccolo, en cuya casa tuvo sus primeros y fundamentales encuentros literarios.
Sin embargo, a pesar de su gran afición hacia las Bellas Letras, no se decidió a cultivar la escritura hasta los últimos años de su vida.  
   Entre 1955 y 1956 escribió de un tirón la obra que había de darle una gran fama póstuma, El Gatopardo (Il Gattopardo), libro escrito, como se ha dicho, rápidamente, pero gestado durante larguísimos años. El manuscrito de la novela fue publicado en 1958 al cuidado de Giorgio Bassani, un año después de que Tomasi di Lampedusa hubiese fallecido.
   Recibida con fervor entre los lectores y los críticos literarios, la novela narra las vicisitudes de la familia del príncipe Fabrizio Salina, inmersa en el tradicional inmovilismo de las clases acomodadas de Sicilia, en medio de las revueltas garibaldinas que agitaban el resto de la nación. Admirable reconstrucción de ambientes y personajes decimonónicos, hace especial hincapié en una obsesión por la derrota, obsesión que, por fuerza, acaba conduciendo a la autodestrucción. Su éxito, amplificado por la excelente versión cinematográfica que realizó Luchino Visconti en 1963 colocó el nombre de Giuseppe Tomasi di Lampedusa entre los de los mejores prosistas italianos del siglo XX.
    Además, Lampedusa escribió un par de ensayos de crítica literaria, que también vieron la luz póstumamente: Lezioni su Stendhal (Lecciones sobre Stendhal, 1971) e Invito alle lettere francesi dil Cinquecento (Invitación a la literatura francesa del siglo XVI, 1979). En 1961 apareció un volumen de relatos escritos también por el príncipe siciliano, Racconti (Cuentos), donde destaca el titulado "Lighea", que narra la fantástica y bellísima historia de amor entre un joven helenista y una sirena.
 

Fuentes:
Biografias y vidas

jueves, 5 de noviembre de 2015

Exposición Giuseppe Tomasi de Lampedusa (Palermo, 1896-Roma, 1957)

Leer bien para vivir mejor

   Del 22 de octubre hasta el 21 de febrero podemos gozar en la Casa del Lector, en Matadero Madrid, de la exposición Giuseppe Tomasi de Lampedusa (Palermo, 1896-Roma, 1957) Leer bien para vivir mejor, que comisariada por la crítica literaria Mercedes Montmany y el hijo adoptivo de Lampedusa, Gioacchino Lanza Tomasi, tiene por objeto acercar al lector español a la vida de uno de los autores más acertados, precisos y raros de la literatura italiana del siglo XX, que fue ávido lector toda su vida y que sólo durante los últimos cuatro años de existencia tuvo a gala hacer creación literaria.Horario: de lunes a sábado, de 10 a 14 h y de 16 a 20 h. Domingos y festivos, de 10 a 14 h. Entrada gratuita.


"Si queremos que todo siga igual, es necesario que todo cambie".
   Esta celebérrima frase de El gatopardo es quizás una de las citas literarias más repetida "y más tergiversada", comentó el director de la Casa del Libro, César Antonio Molina, en la presentación de la exposición Giuseppe Tomasi di Lampedusa (Palermo, 1896 - Roma, 1957): Leer bien para vivir mejor, con la que el centro cultural disecciona la vida y obra del autor italiano. La muestra se abre con fotos del escritor, desde su feliz infancia entre palacios hasta su palacio bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial, y con el secreter francés del siglo XIX que el palermitano llenó de fichas azules para catalogar los 4.000 volúmenes de su biblioteca, de los que unos pocos ilustran la exposición.
Para más información:


lunes, 2 de noviembre de 2015

Próxima reunión 3 de Noviembre a las 6 en punto

El Cortos ClubEl dibujo de los días de Alicia Noland  

  
   Para el escritor Federico García Montalbán, como plasma en el prólogo, El dibujo de los días de Alicia Noland constituye una literatura ofensiva que seguramente se escribe con una bomba entre las manos. Ya en los dos primeros relatos de das cuenta de ello, porque te dejan el estomago contraído y lleno de metralla.

   Dice de ella que "se expone a cuerpo descubierto en cada narración. La autora se coloca en la primera línea de fuego en la lucha de la ficción contra esta realidad".
   García Montalbán considera que este libro es un regalo en forma de revelación. La mentira y la metáfora forman parte de la trama haciendo que las palabras se muevan por el territorio de lo irreal.   

   La pasión ciega de un padre por encontrar en el mundo algo extraordinario por lo que vivir inaugura la selección de relatos.
   Noland, quien ya había publicado alguno de estos cuentos, reconoce haber seleccionado estos relatos porque "siento que tienen una relación entre ellos. Todos intentan contar lo mismo. Es como un diario en el que se van dibujando los días. El dibujo que se puede hacer de la vida es algo que no comprendemos. No sabemos qué significan las cosas". 

Demonios familiares de Ana María Matute
   
   Eva, la protagonista de Demonios familiares, vuelve a la casa familiar tras la quema del convento donde estaba como novicia. Su padre, el Coronel, un hombre conservador y autoritario que siempre ha tratado a su hija con un amor distante, está paralítico desde hace años y dirige su hacienda desde la silla de ruedas, asistido por Yago, un hombre oscuro cuya historia tiene muchos secretos.
    En el bosque cercano a su casa, Eva encuentra el cuerpo malherido de un paracaidista, y ayudada por Yago, lo trasladan al desván. Eva sabe que debe mantener la presencia de este joven en el más absoluto secreto, y más desde que la zona ha sido tomada por el bando nacional. Dedicada al cuidado del muchacho, la joven e inexperta muchacha desarrollará un sentimiento que sabe que no debe sentir, algo que traiciona a todos cuantos ama.

La última novela que Ana María Matute escribió antes de morir es una historia de amor y culpabilidad que sucede en julio de 1936 en una pequeña ciudad del centro de España…
Fuente: Estandarte